jueves, 7 de octubre de 2010

Llenando...


En una ocasión cerca de la playa, un grupo de niños se dedicó a recoger las botellas y latas vacías que encontraban en la arena. Entre espumeantes olas y sus risitas alegres, las llenaron de agua, una por una. El motivo: introducir allí esos pequeños moluscos que el mar revolvía entre sus ondas. Pero pronto se dieron cuenta de su pequeño desastre ecológico: una de las latas tenía un líquido viscoso y amarillento. ¡Aceite! La lata estaba llena de aceite.

Ni decir la tristeza de ellos al devolver los infortunados animalitos al mar, consciente de que quizás los habían lastimado para siempre. Pero, ¿No habían querido hacer un bien? ¿No tenían ellos buenas intenciones? Nadie quiso lastimar a los moluscos, mas ¿De quién había sido el error? Pues de aquel que no se percató del contenido de aquella lata, ni tomó cuidado y el debido interés cuando la estaba llenando de agua.

Amig@, cuantas veces nos ha pasado lo mismo.
No que hayamos tenido la misma experiencia que esos niños, sino, en un sentido figurado, que no nos percatamos de què están llenas nuestras vidas, o pero aún, no tomamos cuidado de qué la llenamos, de cómo la llenamos ni las consecuencias de aquel llenado…
Sin duda, te habrás dado cuenta, de que necesitas más que cosas materiales (familia, ciencia, arte, diversión. otros) para sentirte pleno. Los tantos agites y preocupaciones hacen que olvides tu espìritu, o esos muchos entretenimientos, hacen que descuides que este, sólo se llena de cosas espirituales.

 


Llenando las tinajas es una propuesta digital surgida bajo este principio: La importancia de lo espiritual, en esencia, de Dios; con un especial interés: y con un exclusivo motivo: Llenar tu corazón.
Toma su nombre de una historia real, narrada en la Biblia, de aquella ocasión en Canà de Galilea, donde el Señor Jesús asistiendo a una boda, hizo su primer milagro: ¡Transformó el agua en vino!

En el Evangelio según Juan, en el capítulo 2 se nos dice que en medio de la fiesta, faltó el vino. Cuando el Señor supo del problema, dijo a los sirvientes que llenaran seis tinajas de agua y que se las llevaran al maestro de la ceremonia. Ellos, obedientes las llenaron hasta arriba, y luego cuando el maestresala probó el contenido de las tinajas, llamó al esposo para alabar el buen vino que ellas contenían.

Aplicando esta historia, figurativamente, queremos obedecer el mandato del Señor de llenar las tinajas (tu corazón), y sólo llenarlas de agua (de la Biblia, la Palabra de Dios) y entonces esperar que Él haga el milagro en ti y transforme, maravillosamente, lo que hay en tu corazón, en algo que traiga bendiciones.