Hace un tiempo atrás, me impresionó la historia de una mujer
cuyo ministerio era visitar a ciertas reclusas para hablarle de Dios. En ese
relato, refiriéndose a una de ellas, se recogen estas palabras que a
continuación escribo:
“Ella se dio cuenta de que la cosa principal no
era no haber sentido el amor de otros.
El gran problema era que no había
aceptado el amor de Dios para con ella”.
¡Oh sí! Cuántas veces descubro
a un pobre corazón anhelando, en estos instantes, amor de una persona que no
sabe ni siquiera lo que es el amor o peor aún, un corazón esperando por cualquier gota de amor para
refrescar esa sed tan intensa…y que bueno es poder decirle que el ÚNICO que puede
llenar esos vacíos que siente es aquel que `está lleno de amor a plenitud. Es más,
es la fuente del amor, un río que fluye. Es uno, DIOS, que ES AMOR, amor
dirigido hacia ti.
Aquella otra joven lo descubrió
cuando lloraba. Lo halló cuando clamaba en su fracaso. Sus ojos se abrieron, justo
allí, en el sitio donde la habían dejado herida, avergonzada y humillada. Aquel
día, con manos temblorosas, escribió sin argumentos ni grandes razonamientos,
los motivos que tenía para exclamar:
¡Señor, he probado y no… Mejores son tus
amores...!
1. Son mejores porque no se basan en el valor mío,
me amas no por “lo que soy” (excelente persona, especial amiga, única hermana o
la hija de alguien), me amas “a pesar de lo que soy”: PECADORA.
Mas la prueba
de que Dios nos ama es que Cristo,
siendo nosotros TODAVÍA pecadores,
murió por nosotros.
(Continuará)